Para el director del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes UC), Hernán de Solminihac, hoy más que nunca el país necesita de infraestructura estratégica para su desarrollo. No solo se requieren grandes obras, sino también redes resilientes cuya conectividad traiga un beneficio social.
“No estamos frente a un problema de recursos o de política, sino más bien de tener efectivamente proyectos bien definidos y atractivos, no solo desde el punto de vista constructivo, sino de los beneficios que esa infraestructura presta a los usuarios”, destaca el director de Clapes UC.
El foco debe centrarse en pasar de construir infraestructura a un concepto de servicio que la infraestructura va a prestar a futuro, “porque esto último es lo que visualizan los usuarios. Es un complemento muy importante, donde el trabajo entre el sector público y privado es fundamental para lograrlo, tanto en la creación de proyectos como en la materialización y operación de ellos”, adelanta de Solminihac a la Revista Hormigón al Día.
¿Cómo se encuentra el país en materia de infraestructura pública y privada?
Chile ha tenido un desarrollo importante en su infraestructura en los últimos 20 años. Gracias a la alianza público-privada, se ejecutaron las grandes obras que se requerían con urgencia, pero esto generó una dificultad respecto de lograr los incrementos adicionales para nuevas inversiones. Por esta razón, hoy estamos en un momento en que tenemos que ser creativos y visionarios para resolver cuáles son los desafíos más importantes de la infraestructura del futuro y hacer un esfuerzo en determinar qué proyectos representan el salto que el país requiere, con una mirada de Estado a largo plazo.
¿Cómo debiese darse ese salto en términos de nuevos proyectos?
En el programa de gobierno del presidente Sebastián Piñera se establece que uno de los factores importantes para reactivar la economía es la infraestructura y la actividad de la construcción. La ejecución de obras de infraestructura no solo permite dinamizar y movilizar rápidamente el empleo y la inversión, sino también permite que esas obras, una vez materializadas, activen la economía que está en torno a ellas. A esto último se le conoce como efecto multiplicador.
Las obras que debieran acelerarse, por lo tanto, son aquellas que aporten en ese desarrollo, aquellas que permitan avanzar en conectividad, tanto vial como de aeropuertos y puertos, y en los problemas como la falta de agua y la adaptación al cambio climático. En esa línea, la participación de los privados debe ser un aporte significativo de manera de avanzar rápidamente en la construcción de la infraestructura que el país necesita. En resumen, el foco de la infraestructura debe estar puesto en la resiliencia y conectividad.
La conectividad es un concepto central que traen consigo las grandes obras.
Las grandes obras son importantes, pues ayudan a reactivar la inversión, pero las necesidades que tiene Chile actualmente en materia de conectividad van más allá. Creo que para personas que están alejadas de los grandes centros poblados, son muy importantes otro tipo de obras. Con esto quiero decir que para dotar al territorio nacional de conectividad no solo se requiere de obras de gran magnitud. Se pueden ejecutar obras de menor magnitud en lugares apartados que producen importantes beneficios a las personas que viven en esos sectores. Por ejemplo, me parece que desarrollar caminos en las zonas más extremas, pavimentar caminos rurales o caminos básicos es un factor de desarrollo relevante para Chile. Este nuevo gobierno debiese enfocarse en conectividad, no solo desde la perspectiva de las grandes obras, y en resiliencia, pues el país está expuesto a amenazas naturales que pueden afectar el comportamiento de la conectividad.
¿Integrar la resiliencia es otra arista?
Cuando se quiere hacer más resiliente una red, lo que hay que buscar es mejorar los diseños y la construcción a nivel de proyecto, pero también tener vías alternativas que permitan a la gente moverse en caso de un evento natural. Para poder materializarlo, hay que hacer ajustes a la evaluación social, porque con la metodología actual no se puede justificar una medida de mitigación de riesgo. Sin embargo, si el factor resiliencia se integra a nivel de red y se evalúa como un efecto global para soportar mejor los efectos de la naturaleza, se podrá invertir en esos caminos alternativos menos transitados, con el fin de que estén preparados para que en el momento que ocurra un desastre la gente pueda evacuar o acceder a ciertos servicios que se ven interrumpidos.
VISIÓN DE LARGO PLAZO
En ese sentido, ¿cuáles debiesen ser los énfasis de la nueva administración?
La gracia que tiene la infraestructura es que tiene una mirada de Estado, porque los proyectos demoran mucho en implementarse. Esta mirada de largo plazo es la que deberíamos seguir acentuando, tanto en la construcción como en el diseño de proyectos que se puedan materializar en el futuro. En este proceso hay tres líneas de trabajo: buscar proyectos futuros, terminar los diseños que están y materializar los proyectos que ya están diseñados. Por lo tanto, el gobierno debe focalizarse en acelerar aquellos proyectos que se puedan materializar rápidamente, invitar al sector privado a participar activamente en ideas nuevas, tanto en el diseño como en la materialización de las iniciativas, y llamar a licitación de proyectos lo antes posible.
¿Otra deuda del sector es trabajar por una mayor productividad?
En Clapes UC hemos realizado distintos estudios y uno de ellos es acerca de la productividad en la construcción. Lamentablemente, la productividad en la construcción muestra que estamos igual que hace 20 años. Esto realmente es una complicación porque implica que el aporte de cada trabajador al producto de la industria no ha crecido, mostrando así un estancamiento. La productividad de la economía de Chile ha crecido, no así la del sector construcción. Eso significa que, independiente de todos los avances tecnológicos que hemos hecho, para producir una unidad de infraestructura prácticamente se necesitan los mismos recursos que hace 20 años. Se han evidenciado avances en la industria, pero estos no han generado los cambios de productividad esperados. El sector de la construcción es sumamente importante para la economía chilena, por lo que si no mejoramos la productividad, realmente no ayudamos a aumentar el crecimiento del PIB del país. Es importante saber que si la productividad de la construcción hubiese crecido al mismo ritmo que la de la economía, hubiéramos crecido 1,5 puntos de PIB en los últimos 20 años. Si mejoramos la productividad y logramos materializar más infraestructura con los recursos que estamos inyectando, esto no solo va a ayudar a la industria de la construcción, sino también al crecimiento de la economía del país. El esfuerzo hecho por la industria ha sido significativo, pero falta ese empujón final, para que realmente se produzca una mejora de la productividad en las obras que se materializan. En este aspecto se requiere un esfuerzo colaborativo entre el sector público, privado, academia, gremios, etc.
¿Dónde están las mayores necesidades en infraestructura pública?
Hay que seguir trabajando en las redes de comunicación. Hoy existen lugares que tienen poca accesibilidad y otros en que la infraestructura está quedando reducida respecto de las nuevas necesidades que impone el crecimiento de la población. Por otra parte, también hay que trabajar en un eficiente transporte público, especialmente en sectores más congestionados, complementando la capacidad de las vías con rutas alternativas. Hay que avanzar hacia las redes viales resilientes, que nos permitan enfrentar mejor los fenómenos de la naturaleza y la congestión vehicular.
El agua es otro foco en el cual hay que trabajar. Hoy enfrentamos un cambio climático que está afectando la vida de las personas. Una forma de anticiparse es crear las distintas infraestructuras que ayuden a regular este fenómeno, como: embalses y obras de infiltraciones, obras que permitan regular los sistemas de agua potable y protecciones a los deslizamientos de masas.
¿Qué rol juega el hormigón en esta mejora continua?
El hormigón es un material que en Chile ha tenido bastante aplicación y que debe seguir avanzando en su desarrollo. Pero también hay que pensar en otros materiales complementarios. Hay que buscar la combinación de materiales que mejor pueden llevar a cabo una determinada obra. En el caso del puente Chacao, las fundaciones son de hormigón, pero en general la estructura es metálica. El hormigón es un material que ha sido muy importante en el desarrollo de la economía chilena y la infraestructura en particular. Por lo tanto, tiene que seguir avanzando hacia un mayor desarrollo tecnológico que le permita seguir siendo competitivo.
Tomado de: ICH